“Yo era muy chiquito y flaquito. A los 16 todavía no me habían promovido, y mi papá se empezó a preocupar. Una noche estábamos sentados en la cocina y me dijo: 'Tenés tres opciones, podés trabajar conmigo, podés terminar la escuela o podés probar otro año más con el fútbol” recuerda el “Fideo” Di María. Esa, entre otras instantáneas de su vida dan cuenta de la excepcional figura del campeón del mundo que hace apenas días lavantaba el mayor trofeo posible en su deporte, representando a su país.
Santa Fe, Argentina
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