En la NBA, donde la durabilidad separa a los contendientes de los espectadores, un puñado de jugadores acumula rachas de partidos ininterrumpidas que desafían el calendario agotador. Estos atletas no solo resisten; transforman su constancia en impacto decisivo, elevando equipos en momentos clave. Con la temporada 2025-2026 al acecho, ¿quiénes mantendrán su presencia implacable y sorprenderán con contribuciones inesperadas? Cinco nombres emergen como los más resistentes, listos para redefinir roles en sus plantillas.
Buddy Hield: 171 partidos consecutivos
Buddy Hield, el tirador bahamés de los Warriors, mantiene una racha que resalta su rol como especialista en espaciado. En Golden State, donde la precisión perimetral define identidades, Hield aparece fielmente para abrir la cancha y castigar dobles marcas. Su sorpresa radica en la adaptabilidad: no solo anota desde el arco, sino que contribuye en transiciones con cortes inteligentes. Esta fiabilidad permite a entrenadores como Steve Kerr experimentar con alineaciones fluidas, integrándolo en unidades de segunda onda que mantienen la presión ofensiva. Hield transforma su racha en un lujo para un equipo que valora la consistencia en un Oeste volátil.
Jalen Green: 186 partidos consecutivos
Jalen Green, el escolta explosivo de los Suns, ha convertido su juventud en sinónimo de disponibilidad total. Su racha refleja un compromiso feroz con el entrenamiento que lo ha moldeado en un anotador versátil, capaz de romper defensas con penetraciones y triples en movimiento. Para Phoenix, en plena reconstrucción, Green representa el núcleo que impulsa rachas ganadoras. Lo que sorprende es su evolución defensiva: robos oportunos y rebotes en tráfico que lo posicionan como líder bidireccional, en un equipo que tendrá que liderar junto a Devin Booker.
Nickeil Alexander-Walker: 186 partidos consecutivos
Nickeil Alexander-Walker, el base canadiense de los Hawks, ha forjado una racha que subraya su versatilidad como defensor perimetral. En Atlanta, donde la backcourt necesita equilibrio, su aparición constante ofrece presión en pases y robos que alimentan contraataques. Lo sorprendente es su crecimiento como creador: asistencias precisas que elevan a compañeros en pick and rolls. Esta durabilidad lo posiciona como el engranaje que mantiene el ritmo en minutos clave, permitiendo a los Hawks competir en una conferencia fragmentada.
Harrison Barnes: 304 partidos consecutivos
Harrison Barnes encarna la veteranía que estabiliza cualquier rotación. A sus 33 años, el alero de los Spurs ha tejido una racha que abarca temporadas enteras, aportando anotación oportuna y defensa sólida en el perímetro. Su rol como mentor para los jóvenes de San Antonio se amplifica por esta presencia constante, permitiéndole guiar transiciones y cierres sin interrupciones. En un equipo en reconstrucción, Barnes sorprende al elevar su eficiencia en pick-and-pops, convirtiéndose en el pegamento que une esfuerzos colectivos.
Mikal Bridges: 556 partidos consecutivos
Mikal Bridges, el alero de los Knicks, ostenta la racha activa más larga de la liga, un testimonio de su ética laboral inquebrantable desde su debut. En Nueva York, su presencia transforma la defensa en un muro colectivo, con rotaciones rápidas y rechazos en el aro que frustran ofensivas rivales. La sorpresa emerge en su ofensiva emergente: triples en catch-and-shoot y drives decisivos que complementan a estrellas como Brunson.

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