Cada pretemporada de la NBA tiene un nombre propio, un jugador que emerge desde las sombras para capturar la atención de todos los seguidores de este circuito rentado.
Este año, ese nombre es Kel’el Ware. El pívot de 21 años y 7 pies de altura del Miami Heat no solo está jugando bien, está dominando. Saliendo desde el banquillo, se ha convertido en la sensación de los partidos de preparación, generando un murmullo que recorre toda la liga y que se resume en una pregunta audaz: ¿estamos viendo el nacimiento del nuevo Anthony Davis?
En una NBA siempre en busca de la próxima superestrella, la irrupción de Ware ha sido una llegada quizás de aire fresco y una seria advertencia para el resto de los equipos. El proyecto de “Cultura Heat” parece haber encontrado un diamante en bruto.
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