La escena se dio el lunes 13 de octubre de 2025, cuando Independiente de Oliva recibió a Boca Juniors. De un lado, Agustín y Esteban, defendiendo los colores del equipo cordobés; del otro, Francisco, con la camiseta azul y oro. Tres hermanos frente a frente, con la pelota en el aire y la emoción a flor de piel.
La última vez que algo así había sucedido fue en los años noventa, y también tuvo sabor a historia. Pero el primer tridente de hermanos que compartió cancha tuvo el apellido Grippo: el 14 de agosto de 1988 Olimpo de Bahía Blanca, con Diego y Claudio, venció al River de Mauro 115 a 114 en tiempo suplementario. En la revancha, disputada en el Microestadio del Millonario, el conjunto millonario se impuso 87-84.
Luego llegó el turno de los Ginóbili, el 3 de noviembre de 1996. Esa noche, Deportivo Roca, con Leandro y Sebastián, derrotó a Estudiantes de Bahía Blanca, que tenía a Emanuel, 114 a 110. Y la revancha, jugada un 10 de noviembre, fue para el Albo: 111 a 105, con 35 puntos de Leandro, 17 de Sepo y 4 de Manu.
Casi tres décadas después, los Caffaro actualizaron una historia que combina familia, talento y pertenencia. Tres hermanos santafesinos, formados en distintos caminos, pero unidos por la misma pasión, que se encontraron cara a cara en la élite.
Con esa victoria, el bicampeón de La Liga Nacional cerró su gira por Córdoba con saldo de 1-2, porque previamente cedió ante Instituto y Atenas. Independiente, por su parte, sufrió su primera derrota en dos partidos.

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