La lesión de LeBron James es un mazazo, al menos en la escala de este momento de la temporada, a las puertas del arranque definitivo, para los Lakers. Porque es un problema ciático que puede estar vinculado a una lesión más importante.
En todo caso, asegura que el 23 se va a perder por primera vez el partido inaugural de su equipo en una temporada. Estará de baja entre cuatro y seis semanas, desde ahora; entonces no será seguro su regreso, simplemente será el momento en el que se reevaluará su condición física y habrá más claridad sobre su vuelta. Algunos expertos médicos creen que entre la baja y la puesta a punta para saltar al ritmo NBA, su ausencia puede irse a los dos meses… si no hay más malas noticias. Para entonces, los Lakers habrán jugado unos 25 partidos de regular season. Veremos si alguno con él.
La lesión, además, pinta cada vez peor. Shams Charania (ESPN) amplío su información inicial con detalles preocupantes: LeBron arrastra ese dolor desde finales de julio, cuando empezó a notarlo tras un entrenamiento. Así que son ya más de dos meses y medio que no han servido para que esté en condiciones de trabajar junto a sus compañeros. Un panorama que enturbia de verdad, en la parrilla de salida, unas aguas que bajan extrañas para los Lakers en pleno training camp.
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