Phoenix cayó ante San Antonio por 104-102, en otro partido en el que no encontraron respuestas en el momento decisivo del juego: abrieron apenas un punto abajo y, en un abrir y cerrar de ojos, ya tenían un -9 en el marcador. Y aunque -en parte- pudieron revertirlo en los minutos finales para llegar a un cierre parejo, lo cierto es que volvieron a ser superados en el período más importante, en este caso por 29 a 28.
La caída ante los Spurs es solo un ejemplo de un defecto mucho más profundo y repetitivo. Porque no es que los Suns sean solamente el peor equipo en últimos cuartos de esta temporada, sino que lo son por un campo de diferencia con el resto: en promedio, pierden esos cuartos períodos por exactamente 3 puntos. ¿El siguiente peor en la tabla? Miami, con un -1.4. Es decir, Phoenix es más de dos veces peor que cualquier otro conjunto de la competencia.
Y hay más. Desde el año 2000 en adelante, el diferencial de -3 de los Suns es el cuarto peor para una temporada. Pero con un detalle todavía más preocupante: los otros tres casos son de equipos de fondo de clasificación, ubicados entre los peores de esa campaña. A diferencia de un Phoenix que, incluso con esta carencia, tiene récord de 42-30.
La falta de un base natural en el roster parece ser uno de los problemas claros. Sabido es que Phoenix afrontó esta temporada sin un jugador en esa posición y no sorprende que, por ejemplo, sean el que más balones pierde -4 de promedio- en estos cuartos parciales. O que aparezcan 26° en asistencias en esos mismos tramos.
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