El fútbol santafesino escribió una nueva página de esas que quedan grabadas para siempre en la memoria de los barrios y de su gente. Deportivo Santa Rosa venció por penales a Banco Provincial y consiguió el ascenso a la Primera A de la Liga Santafesina de Fútbol. Un logro histórico que le permitirá disputar, por primera vez en su historia, la máxima categoría en la temporada 2026.
La final por el segundo ascenso tuvo todos los condimentos de un partido decisivo. Mucha tensión, nervios a flor de piel, desgaste físico y la sensación permanente de que un error podía definirlo todo.
En los 90 minutos reglamentarios, Santa Rosa y Banco no lograron sacarse ventajas y el marcador quedó en blanco, reflejando lo cerrado del desarrollo y el respeto mutuo con el que ambos equipos encararon el encuentro.
El contexto no fue sencillo para ninguno de los protagonistas. Los casi 38 grados de temperatura se hicieron sentir desde el inicio y obligaron a redoblar esfuerzos en cada pelota dividida.
El impacto físico fue evidente con el correr de los minutos: piernas cansadas, pausas prolongadas y un ritmo que se volvió más cortado, especialmente en el segundo tiempo. Aun así, los dos equipos intentaron llegar a los arcos, aunque sin generar situaciones realmente claras para quebrar la paridad.
Santa Rosa mostró orden, compromiso colectivo y una gran disciplina táctica, consciente de que el premio mayor estaba al alcance de la mano. Banco Provincial, por su parte, apostó a su experiencia y a la búsqueda paciente de algún espacio que nunca terminó de aparecer
El empate final fue la consecuencia lógica de un partido equilibrado, luchado y condicionado por el clima.
A los penales
La definición por penales llegó cargada de expectativa. Allí, Deportivo Santa Rosa fue más efectivo y mostró una notable fortaleza emocional. El equipo convirtió los cuatro remates que ejecutó, mientras que Banco Provincial falló dos de los cinco disparos, lo que terminó sellando el 4 a 3 definitivo a favor del conjunto del barrio.
Tras el último penal, la cancha se transformó en una verdadera fiesta. Jugadores, cuerpo técnico e hinchas se fundieron en abrazos interminables, conscientes de que lo conseguido excedía largamente un resultado deportivo.
Unos 350 simpatizantes que habían pagado su entrada aguardaron con paciencia hasta poder ingresar en orden al campo de juego y acompañar la tan ansiada vuelta olímpica, que se extendió durante largos minutos y estuvo cargada de emoción.
El ascenso de Deportivo Santa Rosa no es sólo un logro futbolístico. Es el premio a años de trabajo silencioso, de esfuerzo colectivo y de un fuerte sentido de pertenencia barrial. Es la confirmación de que, con organización, compromiso y acompañamiento, los sueños pueden transformarse en realidad
Fuente: El Litoral

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