Sólo un día después del final de la regular season, los Suns despiden a Mike Budenholzer, su entrenador hasta ahora, y dejan el puesto vacante.
El técnico iba a ser seguro la primera cabeza en caer tras quedar la franquicia de Arizona en el undécimo puesto de la Conferencia Oeste con un récord de 36-46 que le ha impedido acceder incluso al Play-In.
Un fracaso absoluto para un proyecto millonario que deja un nuevo chivo expiatorio, un hombre que no tiene la culpa de nada pero que es el primero en decir adiós tras una catástrofe de dimensiones épicas, el de un equipo que acumula tres despidos de entrenadores en tres años consecutivos: Monty Williams, Frank Vogel y ahora un Budenholzer que ha conseguido un resultado peor incluso que el de sus predecesores, el de apenas meterse en la fase final después de que sus colegas de profesión llegaran a semifinales y primera ronda respectivamente.
Un problema de fondo y no de formas y un futuro incierto, pero también un final que entra dentro de la lógica.
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