Damián Ojeda es uno de los tantos jugadores que trabaja y sale corriendo para practicar con el equipo de su vida: Central Rincón. Pasti es un ícono del elenco costero, habitual animador del Torneo Promocional de Básquet, desde su creación allá por 2017.
El pasado domingo, en ocasión del partido que su equipo afrontaba ante Colón (SJ), una vez que fue reemplazado empezó a sentir dolores en el pecho. Sufrió un infarto del que pocos vuelven. Pero el interno está de pie y tuvo la amabilidad de hablar con UNO Santa Fe.
“Cuando llego al club, entro en calor, normal, no sentía nada, entro y cada vez que lo hago de titular juego 4′ o 5′ siempre pido el cambio para cambiar el aire. No sentía nada, pero me siento en el banco, había cambiado el aire pero empiezo a sentir pinchazos en el pecho. Me ardía, me quemaba por dentro, le decía a los chicos, se me estaban durmiendo los brazos, vomité, y de ahí me subieron a una camilla y con Carly Mendieta me guió al hospital”, comenzó narrando con puntillosidad.

Para luego, aseverar: “Me acuerdo que entré a una clínica en San Justo, me pusieron suero, el dolor no paraba, me trajeron a Santa Fe, me pusieron un stent, estaba mi hermana y los chicos que me acompañaron, mi jefe de trabajo y después recuerdo poco y nada”.
Ojeda recalcó que “no tengo antecedentes familiares, me lo preguntaron muchas veces, fui el primero en la familia al que le pasó esto, siempre que me hice estudios me salieron bien, lo hacemos cada año para poder jugar”.
El afecto de todo el ambiente
Pasti es Central Rincón, lisa y llanamente. Por eso no duda en acotar que “soy con Walter Luján y Carlos Mendieta los que estamos en Central Rincón desde 2017. Ahora más tranquilo en mi casa. Los médicos me dijeron que volví a nacer. Se me tapó una arteria principal, cada vez que pasa eso, la mayoría no vuelve, tuve un Dios aparte”.
Y más adelante, subrayó: “A veces no se da cuenta uno de las cosas que va logrando en un deporte tan lindo como el básquet, conocer gente nueva, ver que te manden mensajes, o te dan aliento, que te tiren buenas vibras es hermoso. Me fortaleció muchísimo, ahora solo tengo que abocarme a recuperar”.

El particular apodo
Ojeda también recordó como nació el apodo peculiar con el cual se lo conoce en el ambiente basquetbolero. En ese sentido detalló: “Cuando era chico, tenía 10 años creo, hace mucho tiempo, era un tiro al aire, no hacía caso, era rebelde, un día mi viejos se cansaron, me llevaron a un médico y me dieron calmantes para bajar las revoluciones. Le dije un día a los chicos que no me jodan porque no había llevado las pastillas. Entonces ahí nació lo de Pasti”.
Antes de su despedida, soslayó: “Este año seguramente no volveré a pisar una cancha pero estaré en modo espectador, después veremos que dicen los médicos, hacer lo que me dicen ellos, ver si puedo volver a jugar con los colores de mi club, mi pueblo, Central Rincón”.
Fuente: UNO Santa Fe
Escuchá el relato de Pasti Ojeda, jugador de Central Rincón
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